viernes, 28 de febrero de 2014

“Yo no elegí ser mujer ni latinoamericana, pero sí elegí ser guionista”

El pasado 22 de febrero, la guionista Paz Alicia Garciadiego recibió el reconocimiento de Escritores Cinematográficos en el marco de la 35ª Feria del Libro del Palacio de Minería. En una sala medianamente llena, la guionista recibió su galardón: una suma monetaria de la que desconocemos cifra, un diploma y una nunca molesta, pluma...
Agradecida nos compartió a los presentes una reseña –no muy breve-, sobre su descubrimiento del cine durante la infancia, hasta un día luminoso y en medio del tráfico, cuando se prometió a si misma convertirse completamente a la escritura.

Acompañada en el panel por las actrices Martha Aura y Patricia Reyes Spíndola –quienes protagonizaron una discusión sobre la actuación como acto creador o creativo sin llegar a ningún punto -, siguieron las palabras de Alberto Cortés, realizador, Guadalupe Ferrer, directora de la filmoteca de la Unam, Juan José Saravia, fotógrafo, Lorena Salazar, directora de la SOGEM, José Antonio Elo Lagarde, de Cinergia/Bibliotaxi, y el director de la Feria: Fernando Macotela. Paz Alicia resumió su vocación con la frase: “Yo no elegí ser mujer ni latinoamericana, pero sí elegí ser guionista”.

Luchando contra el aletargamiento de la solemnidad académica, al finalizar la ceremonia nos acercamos a la guionista para realizar una breve entrevista; muy amable nos respondió las siguientes preguntas:

¿Qué hace Paz Alicia Garciadiego para reivindicar la figura del guionista en la industria cinematográfica?
Nada, lo que hago lo hago con mi trabajo. En la obra es donde se hace.

¿Dónde inicia el personaje y su complejidad?
En mi caso están subordinados a la historia. Mi personaje es ficticio y tiene características porque la historia las necesita, no a la inversa.

¿Cuál es la diferencia principal entre el lenguaje cinematográfico y el literario?
A estas horas de la tarde y sin un trago… Entre la novela y la película la importancia del final varía enormemente, en la novela es extenso y la película es definitivo. Tan es así que “La Guerra y la Paz”, es la mejor novela escrita en todos los tiempos, termina narrativamente hablando cuando en Príncipe Andrei y Natasha se encuentran se abrazan y se casan; son seis tomos, ellos se encuentran, se abrazan y se deciden que se aman a la mitad del quinto, faltaban todavía medio y otro tomo entero. Madame Bobary: ella muere cien páginas antes de que la novela termine. En el cine se termina con ello, es totalmente distinto. Yo creo que esa es la diferencia central.

¿Cuál es el límite del guionista a la hora de la filmación?
El que pone la cámara es el director. Te lo voy a decir con un ejemplo: cuando escribí El imperio de la fortuna, me gustaban mucho los espacios grandes medio vacíos, ¿medio fascista, no? Y pongo un espacio enorme, cerrado, medio apagado con una mesa con “La caponera” y “Pinzón” tomándose un trago; y de repente volteo y el cuarto medía dos metros por dos metros, tenía muchísimos espejos y por supuesto era todo lo contrario, y total que levanté la mano y dije “No, no es así porque en mi guión…”. Y Ripstein me dice: “Ésta es mi película y si no entiendes que ésta es mi película allá está la puerta”. Era el segundo día de filmación y me di cuenta que “sí, era su película”. Si yo no quisiera que se modificara mi guión podría convertirme en directora, o mejor aún, en novelista, porque los guionistas tenemos esa fase intermedia.

¿Cuál sería una forma o fórmula para que un guionista pudiera trabajar con un director satisfactoriamente?
Esa pregunta no tiene respuesta. La verdad, suerte. Encontrar una mentalidad afín a la tuya. Porque si no, es imposible. Yo he intentado trabajar con otros directores y llegaba el momento en el que me decían, “eres muy ripsteniana”...  ¿Quién crees que escribe las historias de Ripstein, pendejo?

Por esa línea es mi siguiente pregunta: En la carrera de Paz Alicia Garciadiego, ¿el machismo ha tenido algún lugar?
Mira, la verdad yo sé que me vestiría muchísimo decir que el machismo ha subordinado mi carrera. Sería falso, sería demagogo, sería manipulador. A mí no me ha cerrado ninguna puerta. Ahora bien, es cierto que la tarea de escribir, desde las Brontë –Emily Brontë de “Cumbres borrascosas”- , desde mucho antes lo que las mujeres escriben… (Piensa)… Pero a mí no me ha cerrado la puerta. Recuerdo un día que en Estados Unidos, una gringa me decía “pues tú tienes más chance de conseguir aquí una cátedra porque eres mujer y latina”. Porque eres minoría… Ripstein es judío que parece aquí como si fuera gringo, ¿no? Ese tipo de percepciones, o sea, crear una minoría es crear tu propia discriminación. En el momento en el que yo empiece a decir que he sido relegada por ser mujer y por lo tanto que hay que darles más oportunidades a las mujeres, me estoy poniendo los zapatos. Es igualito que con los apaches, en el momento que eliges ser una minoría estás prescindiéndote del resto de la humanidad… Me limitaría por ejemplo, a no escribir papeles de hombre, escribiría sólo de las mujeres. No, no, no, yo nunca he tenido ningún problema por ser mujer.

¿Un consejo para los jóvenes guionistas?
Un consejo… Encomendarse a San Charbel. Sí, encomendarse a San Charbel.  Es muy difícil, es una carrera muy difícil.

Luego vinieron las fotos y a recoger a Paz Alicia para quizá, irse a celebrar. Creemos que no hace falta decir lo que en las notas de prensa ya se ha señalado sobre el trabajo de Paz Alicia al lado de Arturo Ripstein, quien recientemente recibió la Medalla de Bellas Artes. “Lo que ve, no se pregunta”, diría Juanga, y mucho menos se repite.
Reconocemos la labor de ambos y cada uno en el cine mexicano, pero aquí nos compete hablar de la labor guionística tan castigada –aún- pero en lucha, gracias a espacios y premios como éstos, que aunque aburridos, nos sumamos en la celebración y en el reconocimiento de la escritura para cine. Felicidades a Paz Alicia Garcíadiego.

Escrito por Talía Juana

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